La última hora del mercado de fichajes, en directo
Inalcanzable el Madrid, hay tortas por las tres plazas de Champions y morbo por desbancar al Barça de la segunda, una vez descubierto el pastel de la Supercopa, que sin uno de los dos grandes rebaja las expectativas económicas. Claro que para ser subcampeón de Liga hay que luchar, jugar, brillar, arrasar, meter la pierna y no la pata, y el Atlético de Simeone es, salvo en contados segundos tiempos, practicante de ese fútbol opaco, reprimido y desesperante que agoniza en los sueños, de ahí el empate con el Granada. Otro resultado inoportuno que da alas a quienes le preceden y a quienes le persiguen: una manada de lobos en torno al cordero.
Por otra parte, quien tiene una fuente (de información) tiene un tesoro. No es necesario limpiar un móvil, como a Rubiales, para llegar hasta la noticia. Mi suerte es una duende, llamémosla Helena, más del Madrid que Roncero. En un día marcado por el folletín que está embarrando a Piqué y al presidente de la RFEF, y que no dejará más consecuencias que el prestigio zarandeado y un charco de mierda, hasta que se seque, me sopla que Haaland “quiere jugar en el Madrid y marcar una época”. Taxativa. Pero sucede que con eso de las comisiones del representante y de papá, y del pastizal que le ha prometido el City, el asunto se complica, aunque juegue a favor de obra el magnífico contrato que Adidas, la marca que viste al inminente campeón de Liga, ofrece al futbolista por lucir sus botas. FP ha ido dando pasos, “tiene un contrato vinculante con el Dortmund”, no obstante avisa al noruego de que el tren blanco solo pasa una vez y que si él renuncia, en 2023, con el presumible declinar de Benzema, el objetivo será otro 9.
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