“Nuestro plan familiar es mantener un departamento chico en la ciudad e ir teniendo cada vez más tiempo para esta vida afuera; por eso elegimos Bella Vista, que está a solo una hora de Montevideo”, dice el arquitecto Diego Pérez sobre su casa que, con perfil de cabaña arquetípica, sofisticación en clave nórdica e inconfundible elegancia sixties, hace alarde del mejor diseño: el eficiente.
Remanido ejemplo de productividad, las hormigas guardan importantes lecciones para quien quiera saber, pues más allá de esa laboriosa imagen de los documentales, su verdadero secreto consiste en un sentido de eficiencia basado en la optimización del descanso. El desafío de articular funcionalidad y economía se encaró con el estudio Fábrica de Paisaje, del que Diego forma parte y con quienes comparte los conceptos que este proyecto plantea.
“En la oficina reflexionamos a propósito de la arquitectura y la vida de sus habitantes en relación con su entorno. Esta pequeña casa, a su manera, ensaya reflexiones sobre esas cosas: resguarda y cuida el interior, pero también amplifica e integra el exterior a su vida cotidiana”, describe por teléfono dejando oír un rumor de mar y bosque que suena a tarea cumplida.
De playa y de invierno, el diseño de la casa contempla los dos modos: el acogedor ambiente central con estufa de alta prestación prácticamente duplica su tamaño cuando se abre a la galería cubierta.
La síntesis material se traslada del exterior al interior con piso de microcemento y placas de MDF con terminación melamínica negra a tono con las carpinterías de aluminio.
El techo a un agua le da al interior esa condición espacial de la doble altura que es tan agradable y lo hace vivir de una manera muy linda
En el sector del comedor, sillas modelo ‘Craft’ en polipropileno y haya, mesa con estructura tubular de hierro y tapa en madera pintada de blanco mate. Lejos de oscurecer o achicar visualmente el espacio, la cornisa negra le baja la escala a la madera y se integra bien con las aberturas del mismo color.
La construcción se hizo con un sistema de paneles de poliuretano inyectado (structural insulated panels, o SIP, según sus siglas en inglés) montados sobre una estructura de perfiles de acero galvanizado.
¿Lo más elogiado? Diego sonríe. "La sorpresa. Nadie queda indiferente a esa inesperada calidez de la madera y su contrapunto con la imagen exterior compacta, oscura, casi pétrea".
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